La incidencia de hernia inguinal es 5% en los hombres.
Las hernias inguinales son 5 a 10 veces más frecuentes en los hombres que en mujeres.
Las hernias son alrededor del doble de frecuentes del lado derecho y bilaterales en 10%.
Las hernias bilaterales son casi el doble de frecuentes en las niñas.
El 10-25% de los niños con hernia inguinal tienen antecedentes familiares
Los trastornos que cursan con aumento de la presión/líquido abdominal (p. ej., ascitis, tos crónica) se asocian con mayor incidencia de hernias inguinales indirectas, así como con bilateralidad.
10 al 30% prematuridad
La asociación más frecuente es la prematuridad, debido a la interrupción del proceso normal de descenso testicular, así como las enfermedades concomitantes (p. ej., enfermedad pulmonar crónica) en esta población.
Prematuridad
Antecedentes familiares
Fibrosis quística y peritonitis meconial
Hidrocefalia (derivación ventriculoperitoneal)
Diálisis peritoneal
Ascitis
Anomalías genitourinarias
Trastornos del tejido conectivo
Mucopolisacaridosis
Glucogenosis
Defectos de la pared abdominal
Enfermedad pulmonar crónica
fibrosis quística (FQ) conlleva una mayor incidencia (15%) de hernia inguinal
se detecta un conducto deferente pequeño o ausente durante la reparación de una hernia inguinal en varones. realizar una ecografía renal programada para evaluar una agenesia renal homolateral asociada.
Las anomalías del conducto deferente también deben instar a investigar una FQ
Las derivaciones ventriculoperitoneales (DVP) por hidrocefalia se asocian con mayor incidencia de hernia inguinal (15-25%)
El tiempo promedio desde la colocación de una DVP a la reparación de hernia inguinal es de alrededor de 5-12 meses.
Clasificación
El término hernia inguinal comprende hernias inguinales indirectas, hernias directas y hernias crurales.
Las hernias por deslizamiento son aquellas en las que las vísceras (intestino, vejiga, estructuras reproductoras) componen parte del saco herniario
Las hernias en pantalón (el término deriva de los pantalones de tipo bombacho) consisten en hernias inguinales directas e indirectas y son más frecuentes en recién nacidos.
Las hernias inguinales epónimas comprenden:
hernias de Amyand (apéndice en el saco herniario)
Littre (divertículo de Meckel en el saco herniario)
Richter (borde intestinal antimesentérico isquémico en la hernia).
El hallazgo más frecuente de la exploración consiste en una protuberancia inguinal o escrotal reducible, más notoria durante las maniobras de Valsalva. Hacer que el niño levante la cabeza mientras se encuentra en decúbito supino o que «infle un globo» con un pulgar en la boca puede resultar útil en niños pequeños. Colocar al niño en posición de pie también puede ayudar a mostrar la hernia. El «signo del guante de seda» (palpación del peritoneo engrosado del proceso permeable mientras se palpa el cordón)
Hidrocele
La presencia de líquido en el escroto o el conducto inguinal, en varones, o en la región inguinal/labial, en niñas, es indicativa de un hidrocele.
El hidrocele del cordón se debe a la obliteración del proceso proximal y distal, con retención de un saco lleno de líquido a lo largo del cordón espermático.
La mayoría de los hidroceles de adolescentes son no comunicantes.
En adolescentes, la hidrocelectomía transescrotal es adecuada en ausencia de signos de un PVP o un tumor.
Incarceración
La incidencia de incarceración de una hernia inguinal es variable, depende de la edad (con un máximo en el primer año de vida) y varía del 3 al 16%.
La prematuridad, aunque es un factor de riesgo para la presencia de una hernia, puede asociarse, o no, con un mayor riesgo de incarceración.
Si el diagnóstico diferencial incluye torsión testicular, también está indicada la ecografía. Los síntomas de incarceración suelen manifestarse por un lactante fastidioso o inconsolable con dolor abdominal intermitente y vómitos.
Los pacientes mayores, que hablan, referirán intenso dolor espontáneo y con la palpación.
La distensión abdominal, la obstrucción intestinal y las heces sanguinolentas son signos tardíos. Los signos peritoneales indican intestino estrangulado. En las radiografías simples, pueden observarse asas intestinales llenas de gas en el escroto.
La peritonitis, la inestabilidad hemodinámica o el shock séptico son contraindicaciones absolutas para intentar la reducción.
Tras la reducción de una hernia incarcerada, se ha recomendado tradicionalmente una demora de 24-48 h para permitir la resolución del edema antes de la reparación a cielo abierto. 70-95% de las hernias incarceradas pueden ser reducidas con éxito.
una incisión separada o la maniobra de La Roque (incisión de la fascia transversal a través de la misma incisión cutánea inguinal, por encima del anillo inguinal interno) permitirán inspeccionar el contenido peritoneal.
Con una reparación a cielo abierto, si el intestino aún está incarcerado después de la inducción de la anestesia, se abre el saco y se reduce el intestino viable, tras lo cual se practica una reparación convencional (ligadura alta).
En presencia de incarceración, el riesgo de recidiva es significativamente mayor.
informar a los padres de un varón con una hernia incarcerada sobre la posibilidad de pérdida o lesión testicular, porque la incarceración comprime la irrigación sanguínea de este órgano terminal
La incidencia de atrofia testicular es del 2-3%.
Si el ovario está incarcerado en la exploración de una lactante por lo demás asintomática, su irrigación sanguínea en general no está afectada. Sin embargo, la mayoría de los cirujanos pediátricos repararán con rapidez (pero no de urgencia) la hernia en una niña con una incarceración ovárica asintomática, no dolorosa en la palpación.
Es más probable que, en la incarceración, el ovario resulte afectado por torsión y no por compresión de los vasos.
Momento de la reparación
La presencia de una hernia inguinal es una indicación de reparación programada
la reparación «tardía» (después de 55 semanas de edad posconcepcional) conlleva un mayor riesgo de incarceración (10-30%), visitas más frecuentes al departamento de urgencia y a la clínica y reingresos, y posible fallo de la familia para el seguimiento
Técnica quirúrgica
Reparación a cielo abierto
La técnica preferida en la actualidad para el tratamiento de un hidrocele aislado sin hernia consiste en tratarlo a través de un abordaje inguinal a cielo abierto. En caso de un hidrocele comunicante, se puede utilizar el abordaje de RLHI. En estos pacientes, se aspira líquido y se cierra el PVP con una técnica intracorpórea o extracorpórea.
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